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domingo, 13 de julio de 2014

La tapadera perfecta: las bandas criminales de América Latina se pasan al fútbol

Seguramente usted nunca llegó a preguntarse por qué la selección española ganó 2-0 a El Salvador en Washington en su último partido amistoso antes del Mundial. España podría haber ganado 1-0, o 3-1. Sin embargo, corría el minuto 86 cuando David Villa completaba su doblete y cerraba el encuentro. ¿Marcador casual? Seguramente, aunque el rival de la Roja aquella tarde atesora un bochornoso historial de amaño de partidos, con el estadio Robert F. Kennedy de Washington precisamente como uno de los escenarios de la infamia.


Un jugador de la selección de El Salvador, escudado en el anonimato, relató hace un año al diario El Gráfico cómo siete futbolistas negociaron la venta de un partido en junio de 2010. La noche anterior a enfrentarse al D.C. United sobre el césped del Robert F. Kennedy, tres mafiosos les sugirieron un pacto: dejarse ganar por dos goles de diferencia o más a cambio de 10.000 dólares por barba.


Seguramente usted nunca llegó a preguntarse por qué la selección española ganó 2-0 a El Salvador en Washington en su último partido amistoso antes del Mundial. España podría haber ganado 1-0, o 3-1. Sin embargo, corría el minuto 86 cuando David Villa completaba su doblete y cerraba el encuentro. ¿Marcador casual? Seguramente, aunque el rival de la Roja aquella tarde atesora un bochornoso historial de amaño de partidos, con el estadio Robert F. Kennedy de Washington precisamente como uno de los escenarios de la infamia.


Un jugador de la selección de El Salvador, escudado en el anonimato, relató hace un año al diario El Gráfico cómo siete futbolistas negociaron la venta de un partido en junio de 2010. La noche anterior a enfrentarse al D.C. United sobre el césped del Robert F. Kennedy, tres mafiosos les sugirieron un pacto: dejarse ganar por dos goles de diferencia o más a cambio de 10.000 dólares por barba.
Los amaños ya son una epidemia en la región


El asunto de los amaños alcanza tintes de epidemia en la región. “Se trata de una mafia internacional, la cual subcontrata a grupos criminales locales para presionar a jugadores, árbitros, entrenadores. Se necesitan de media siete jugadores por equipo, seis titulares y otro más en el banquillo que pueda recibir instrucciones por teléfono móvil. Según se necesite, los jugadores son expulsados, marcan en propia puerta o se dejan golear en determinado momento del partido. En Italia, este mismo grupo, coordinado por Dan Tan (jefe criminal de Singapur) utilizó sus vínculos con la mafia tradicional para amañar partidos, según las pruebas que surgieron en el juicio a varios futbolistas profesionales”, indica Cristian Villalta, editor jefe de El Gráfico, al portal de investigación y análisis Insight Crime.


“En México, esta actividad está ligada al narcotráfico. Algunos expertos aseguran que hay bandas criminales que se han pasado del tráfico de armas al más lucrativo y menos peligroso amaño de partidos”, prosigue.


¿Pero qué tendrá el balón para que el dinero negro acuda como moscas a la miel? Según Roberto de Michele, especialista en blanqueo de capitales para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), “el mercado del fútbol tiene algunas de las características de los mercados semiformales propios de las economías en desarrollo. Son mercados fáciles de penetrar, opacos, con multiplicidad de actores socialmente vulnerables y con la capacidad de atraer grandes sumas de dinero no relacionadas con el valor del producto. Rasgos parecidos a los que encontramos en la producción rural de muchos países de la región, y que a veces se encuentra también en el mercado inmobiliario, de metales preciosos o de obras de arte”.


Los amaños ya son una epidemia en la región
El asunto de los amaños alcanza tintes de epidemia en la región. “Se trata de una mafia internacional, la cual subcontrata a grupos criminales locales para presionar a jugadores, árbitros, entrenadores. Se necesitan de media siete jugadores por equipo, seis titulares y otro más en el banquillo que pueda recibir instrucciones por teléfono móvil. Según se necesite, los jugadores son expulsados, marcan en propia puerta o se dejan golear en determinado momento del partido. En Italia, este mismo grupo, coordinado por Dan Tan (jefe criminal de Singapur) utilizó sus vínculos con la mafia tradicional para amañar partidos, según las pruebas que surgieron en el juicio a varios futbolistas profesionales”, indica Cristian Villalta, editor jefe de El Gráfico, al portal de investigación y análisis Insight Crime.


“En México, esta actividad está ligada al narcotráfico. Algunos expertos aseguran que hay bandas criminales que se han pasado del tráfico de armas al más lucrativo y menos peligroso amaño de partidos”, prosigue.
¿Pero qué tendrá el balón para que el dinero negro acuda como moscas a la miel? Según Roberto de Michele, especialista en blanqueo de capitales para el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), “el mercado del fútbol tiene algunas de las características de los mercados semiformales propios de las economías en desarrollo. Son mercados fáciles de penetrar, opacos, con multiplicidad de actores socialmente vulnerables y con la capacidad de atraer grandes sumas de dinero no relacionadas con el valor del producto. Rasgos parecidos a los que encontramos en la producción rural de muchos países de la región, y que a veces se encuentra también en el mercado inmobiliario, de metales preciosos o de obras de arte”.


Un capo del narco como socio
En El Salvador, por ejemplo, el Isidro Metapán ha ganado ocho campeonatos consecutivos. El presidente del club e hijo del alcalde de la ciudad, Wilfredo Guerra Umaña, tiene como socio al Chepe Diablo, capo del cártel de Texis, uno de los principales operadores del narcotráfico en la región. En Guatemala, los Heredia Jaguares de Petén llevan prácticamente imbatidos desde 2010. Son propiedad de la familia Mendoza, que debe su fortuna al contrabando, el narcotráfico y la corrupción oficial. Y en Honduras, la Real Sociedad de Tocoa ha pasado de la segunda división a doble finalista de la Liga Nacional gracias a la gestión de sus propietarios, la familia Rivera Madariaga, mejor conocida como los Cachiros, uno de los grupos criminales más poderosos del país según las autoridades de Honduras y Estados Unidos


Gracias a la connivencia con políticos, a los que financian carreras meteóricas, y con la sociedad, orgullosa de que su humilde equipo ahora levante trofeos, los criminales usan los clubs como tapaderas para contratar personal, declarar ingresos inexistentes, recibir donaciones de dudosa procedencia, gestionar patrocinios o falsificar contratos de jugadores. Todo un abanico de posibilidades al servicio del crimen organizado.
Pero por muy obsceno que resulte, lo de Centroamérica es sólo una caricatura en comparación con los miles de millones de euros que pueden llegar a blanquearse en el fútbol profesional de Sudamérica y Europa a través de intrincadas corporaciones de guante blanco. La liga guatemalteca tiene un techo muy bajo en cuanto al volumen de dinero que puede mover, pero la Liga española o la Premier inglesa están en otra dimensión.
“El problema no es el fútbol, sino los mercados imperfectos”


La OCDE ya dijo en su día que el fútbol es el deporte perfecto para lavar dinero, y que la relación entre el crimen organizado y el balón "es más profunda y compleja de lo que se pensaba". Así lo demostró una macrorredada a distintos equipos de fútbol profesional y entidades financieras en Argentina, Chile y Uruguay en junio de 2013. Agentes judiciales registraron la “oficina central” de una compleja red que habría evadido impuestos y lavado decenas de millones de dólares mediante la compraventa de jugadores. Más de 140 representantes fueron suspendidos tras levantarse la alfombra.


“El problema no es el fútbol, sino los mercados imperfectos. Las organizaciones criminales seleccionan la actividad ilícita en virtud de los costes, beneficios y oportunidades. Son organizaciones muy dinámicas que siempre van un paso por delante de las autoridades”, advierte De Michele a El Confidencial. “Sería ingenuo pensar que el fútbol es el gran mercado del blanqueo de capitales, porque para alcanzar los montos de blanqueo que se producen en otros sectores económicos habría que vender un club como el Barcelona o el Real Madrid entero. Terminan siendo maniobras fácilmente detectables, pues todos los clubs tienen balances y cualquier socio puede pedir su consulta. En este sentido, el mercado del fútbol ha mejorado bastante y cada vez más gente se preocupa de que funcione correctamente, ya que tiene implicaciones fiscales muy importantes”, continúa el experto del BID.


No hay más que echar un ojo a nuestra Liga para observar la aparición de investigaciones judiciales nunca vistas. Como la que rastrea los sospechosos partidos benéficos de “Leo Messi y sus amigos contra el resto del mundo” que el astro azulgrana y otros futbolistas disputaron en Estados Unidos, Perú, México y Colombia entre 2012 y 2013. La Unidad Central Operativa de la Guardia Civil está investigando cinco transferencias bancarias al paraíso fiscal de Curazao por un importe de casi un millón de euros cada una derivadas de esos partidos.
El truco utilizado por los organizadores es uno de los más comunes: la gestión de las entradas. En este caso concreto, fue la venta de “entradas de fila cero”, en las que la gente pagaba por una entrada sin intención de acudir al estadio como contribución a la causa solidaria. Jorge Messi, padre y representante del delantero y amigo del sospechoso organizador de la gira, el agente argentino Gerardo Marín, estaría acusado de quedarse una tajada de entre el 10% y el 20% de ese dinero una vez blanqueado
.
Otro asunto muy espinoso es el traspaso de Neymar Jr. al Barcelona procedente del Santos, y que por primera vez en España ha destapado las cañerías del turbio puente aéreo Sudamérica-Europa. De los 57 millones de euros reconocidos en un principio por el club catalán a los 95 que se barajan hoy, existe una diferencia de 38 millones no declarados que están bajo investigación de las autoridades. La misma FIFA ha reconocido que el mercado mundial de traspasos de futbolistas mueve cada año 2.000 millones de dólares que no son revelados en los contratos ni declarados al fisco, es decir, el 40% del total del negocio. Una puerta abierta de par en par al blanqueo de capitales, la evasión fiscal y la corrupción a gran escala.

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